Dos entrenadores de pelota se compadecían mutuamente por la dificultad de reclutar jugadores de calidad para sus equipos. Un entrenador dijo:

– Si solo pudiera encontrar a un hombre que jugara cada posición a la perfección, le diera siempre a la pelota, nunca quedara fueran del juego y no hiciera un error en el campo.

El otro entrenador suspiró en acuerdo y añadió:

– Sí, si apenas pudiéramos hacer que dejara su perro caliente y bajara de las gradas.

Jugar el juego de la vida al máximo requiere enfrentar riesgos. Sin ellos, la vida tiene poca emoción, poco que pueda contarse como excitante o que satisfaga.

  • Reírse es arriesgarse a parecer tonto.
  • Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
  • Extender la mano a otra personas es arriesgarse a involucrarse.
  • Exponer sentimientos es arriesgarse a mostrar su verdadero yo.
  • Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
  • Vivir es arriesgarse a morir.
  • Tener esperanza es arriesgarse a desesperarse.
  • Intentar es arriesgarse a fracasar.

Sin embargo, la persona que no arriesga nada, no está obrando, nada tiene y al final se vuelve nada. No tengas temor a enfrentar riesgos.  ¡Bájate de las gradas y juegas a la pelota!

El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el valor de perder de vista la orilla.

Mateo 14:29

Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.